jueves, 2 de octubre de 2008

Ese equipo que no muera nunca

Este verano atípico donde los haya, ha vuelto a pasar de largo sin habernos percatado de su silenciosa pero firme presencia. De nuevo se han repetido sobresaltos estivales ya acontecidos, y de nuevo han sido varios los problemas para confeccionar el equipo. Por todos es sabida la base de este equipo; un conjunto de jóvenes ávidos por esto del fútbol sala, y es que los Chica, Tufos, Copado, Chemilla, Juanen, Juan… son un valor seguro… si la continuidad fuera una fiel compañera. Pero Fonsa es así, más que un club como dirían por territorio catalano-hispano, y cada jugador es un mundo.
Si de por sí ya es complicada nuestra particular intrahistoria, este verano se ha visto todo complicado de manera añadida. Copado, nuestro galáctico de los amistosos, un jugador del que su peor adversario es él mismo, está en Oviedo con el objetivo presente del Mir, el mismo que un servidor tiene, y que aunque pese a estar más cerca, también me ha impedido la dedicación que acostumbro. Sergio, el goleador del físico privilegiado, el que mete goles como soles, lleva un verano semieterno de despedidas y celebraciones, y a principios de Septiembre ha hecho la maleta para su curso ErasMus que tiene sede en Marsella. Y por otro lado, está Manu Doncel, el hombre encargado para reflotar la nave de Fonsa, que ante el más mínimo atisbo de fisura en la nave, se “dejó” embaucar por los cantos de sirena que vinieron de Alquiser; a Zidane le sirvió firmar en una servilleta al omnipresente y celestial Florentino para atestiguar que jugaría en el Madrid; de Manu no se tuvo la firma, pero si su palabra que en asuntos de hombres es suficiente. No es de reprochar su decisión, ya que ante todo está uno, pero al menos es cuestionable. Pese a que parezca lo contrario, Manu es más de Fonsa que el madroño de Madrid, que la ensaimada de Mallorca o que el toro y la flamenca para España. Seguro que el destino cruzará nuestros caminos, los de Fonsa y los de Manu; siempre tendrá las puertas abierta, y la brasilea preparada para el pitido inicial. Y es que aunque no guste, Manu es uno de esos jugadores que ha nacido para jugar en Fonsa

Ante este panorama es muy complicado afianzar un bloque, básico e imprescindible para hacer un buen equipo, y es que el refranero español es sabio, y la unión hace la fuerza. Cae por su propio peso que nadie se puede comprometer ante la quimera que es el actual Fonsa, que nadie va a fichar ante la incertidumbre que ofrece la eterna duda que nos azota constantemente y amenaza con hundirnos.
El verano languidece y las hojas de la copa de los árboles están preparándose para desprenderse, y al fondo vuelve a aparecer un nuevo curso futbolístico prometedor, pero también un nuevo curso académico, que volverá a mandar a los jugadores de Fonsa por el territorio nacional: Chica y Chemilla estarán en Granada; Tron, el que fuera nuestro portero e icono, se perdió en tierras malagueñas hace ya años y no hay atisbo de su regreso; Rafa, el buen portero que podría estar llamado a sustituirle se encuentra en Alicante; Copado, desde Oviedo y ante el estrés y la incertidumbre que se esperan en los próximos meses en su vida, es un jugador aparcado temporalmente pero a buen seguro que recuperable; Sergio disfrutará del buen vino francés,… pero pese a todos los inconvenientes amenazamos con volver, al igual que lo hizo el Mono Burgos anunciando el regreso de su Atlético a la élite tras el páramo que es el infierno de Segunda. Hay un proyecto en mente para intentar tomar el pulso y las riendas de este club, el eterno aspirante, sufridor y pupas, que cuenta sus derrotas por desgracias ajenas que las justifican. Un equipo llamado a ser grande al que le está costando asomar la cabeza, pero a buen seguro, que algún día, llegaremos para no marcharnos y es que hay muchas maneras de ascender una montaña, pero tan sólo hay una cumbre.

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