jueves, 12 de febrero de 2009

Los chicos no lloran


Las lágrimas de un campeón afloraron en la Rod Lanver de Melbourne, de un genio de la raqueta, de un mortal que no tiene muñecas sino guantes, un misil de alta definición que donde pone el ojo pone la bola.

Ese campeón, ese virtuoso, ese genio que se resigna a su destino, es Roger Federer, y llora de rabia, de impotencia, de desesperación, porque ve que el olimpo de la historia se le resiste, que ese vagón que debe tomar para convertirse en leyenda pasa sin poder tomarlo, ya que siempre que lo intenta se encuentra con un herculiano tenista de Manacor, que tiene tanto talento como sed de victoria.

Cuando nació en Binningen en 1981, nadie sospechaba que un icono en ciernes había tomado acto de presencia. Roger no ha sido un ejemplo de precocidad, tardó en despuntar y tuvo que esperar hasta la edad de 20 años para doctorarse en la catedral de Wimbledon, donde se impuso en un épico cruce de Octavos de Final, al emperador Sampras, que por esa época era el gran dominador; ese encuentro fue el comienzo del final para el americano, y la toma del testigo para el suizo, que encontró en la leyenda ganada a base de raquetazos y Gram Slams de Pete el espejo en el que mirarse, la cota que superar. El 7-6, 5-7, 6-4, 6-7 y 7-5 fue su bautizo tenístico, su consagración, su llegada al Olimpo de los Dioses, un destino que le estaba esperado, pero que le puso a prueba, ya que la derrota en Cuartos de Final ante Hemman frenó una progresión de la que el tiempo era su peor aliado.

Pero Roger había llegado para quedarse y aunque su eclosión llegó tarde, su tiranía ha sido feroz. Despuntó a los 22 con su primer entorchado en la hierba londinense, y desde entonces, Roger ha dejado de competir contra el resto de mortales de la raqueta. En esos 5 años, Federer ha ganado 13 de los 20 grandes, estableciendo un hito sin igual, y demostrándose, a sí mismo y al mundo, que él era su mayor enemigo. Roger creó ese monstruo envuelto en ese aura de majestuosidad, de elegancia y de triunfo. Federer ganaba sin sudar, a base de obras de arte, de drives y de derechas liftadas, de aces y passings shots. Su rival era la historia, la leyenda, el ser el más grande, y la meta eran el 14, el número de grandes conquistados por el hombre que le cedió el testigo en esos Octavos de Final de Wimbledon; esa ha sido la inspiración del gigante suizo, esa ha sido su meta, esa ha sido su frustración.

Los flashes estaban preparados, las placas estaban impresas, los videos al acecho para ver su ascensión definitiva. Pero Roger ha encontrado su criptonita, ese antídoto fiero que cada vez que lo ve le hace tambalearse, le hace sentirse humano, vencible, errático y derrotado. Al igual que pasó con Federer que secó ese manantial de victorias que era Sampras, un hipertrofiado genio español ha llegado para quedarse, para hacer más grande el mito viviente de Federer, ya que la historia del deporte se escribe a base de grandes duelos, de enfrentamientos entre los mejores. Nadal será la clave para la coronación del suizo. En los 13 anteriores, él era su único rival, ya que el resto de tenistas habían claudicado, todos menos la figura nacional que estaba creciendo a base de carreras y bolas imposibles, que había establecido en la central de París ese campo santo magno, su trinchera impenetrable, su santo y seña, su religión. Pero ese Rafa tan nuestro y tan de todos, ese Vamos nacional, ha dejado de revolcarse solo sobre arcilla para degustar el páramo de la tierra londinense, la rugosa pista sintética de las antípodas australianas, el vestirse de oro pekinés.

La historia del deporte se resume en eso, en duelos épicos y en ídolos que hincan la rodilla, que ven en la derrota ante su máximo rival el estimulo ideal para seguir su particular cruzada hacia la superación y la perfección. Al final eso es lo que queda: un Barcelona-Madrid, un Brasil-Argentina, unos Lakers-Boston Celtics, un Karpov-Kasparov, un Ali-Frazier... momentos históricos en los que la perfección se pone al servicio de la estética y la batalla se hace la más hermosa de las guerras. Cada gol, cada pedalada, cada canasta, cada movimiento maestro, son el reflejo más sublime de la perfección de la especie humana.

La historia del tenis acostumbra a duelos de magnitudes indescriptibles; el Federer-Nadal no es más que el testigo de sus antecesores: Connors y McEnroe, Becker y Edberg, Sampras y Agassi,... todos ellos se necesitaron para dar empaque a su esfuerzo, para darle brillo a sus éxitos, para justificar sus derrotas; y es que poco se aprende con la victoria, pero mucho con la derrota.



Hoy Federer llora de amargura; su ánimo ha caído, se ve viejo, mayor, cansado, sólo. El éxito tiene muchos padres pero el fracaso es huérfano. Mira al otro lado de la pista, a la parte alta de los cuadros, y ve a un adolescente, fuerte y moreno, emanar sudor, luchar cada bola, devolver lo imposible, tirarse al suelo y lanzar su sudada cinta del pelo para celebrar un nuevo triunfo. Todos esperaban a Roger en el olimpo, pero todo parece indicar que su puesto presidencial lo ocupará nuestro Rafa, un genio mundial que será recordado por sus logros y por los valores deportivos que refleja. Por eso Federer lloró en Australia, porque vio que una de sus últimas oportunidades se escapaba después de acariciarla durante más de cuatro horas, porque se dio cuenta que tendrá que esperar a que la hierba de Londres le de una nueva oportunidad para llegar a los 14 e igualar a su maestro Pete. Roger llora, esto le está matando; tiene miedo y esa amarga sensación se retroalimenta a sí misma. Uno lucha mientras cree en la victoria, y pese a sus temores, las lágrimas vertidas demuestran que no se ha dado por vencido, que no ha impartido su última lección magistral, que aún le queda una obra de arte con la que cautivar al mundo. Toda esta competencia le hará más fuerte, conseguirá su último gran triunfo, y escribirá con su propia letra uno de los logros más grandes de la historia contemporánea, una historia con fecha de caducidad, ya que detrás, viene un ferrari tan ávido de triunfos que parece que romperá todos los registros. Un zurdo que al igual de Roger en su día, ha venido para quedarse, y que al igual que el coloso suizo, encontrará en sí mismo su máximo rival, ya que cada victoria incluye en sí un nuevo combate, y Rafa de tanto luchar, se convertirá en un gladiador que no entiende de superficies ni de rivales. Un chacal que ha empezado a morder la historia con voraz hambruna, y que no parará hasta dar alcance a su presa, el sueño de ser el más grande de la historia.


Lo versa una canción; los chicos no lloran, pero Federer está en su derecho; son lágrimas reales, que demuestran grandeza y nos recuerdan, que aún los que lo tienen todo, necesitan más. Un ejemplo de superación, ya que Federer llora lo que ha sabido defenderse como hombre, como leyenda


"La euforia del triunfo se desvanece, pero el orgullo de ser campeón perdura para siempre"

9 comentarios:

Pau Lladó dijo...

Grandísimo artículo. He leído tu comentario en MARCA y me he decidido pasarme y leer tu blog.

Muy buen artículo. Como asiduo jugador de tenis me ha encantado tu comentario. Gracias.

Anónimo dijo...

Una bonita historia, te agrego a los marcadores para que no se me pase esta página. Es de agradecer que haya gente que postea en marca...y sabe escribir.

Un saludo,

Borus

Anónimo dijo...

Gracias por el artículo. Me ha gustado mucho. Ya quisieran algunos periodistas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

oye encontre tu blog asi como que ni al caso de lo que estaba buscando, creo que eres español, pero para lo que es la prensa española tu te sales, en serio que mega articulo te has pasado, una felicitaciòn seria algo muy comun, por lo tanto una ofensa, grandisimo articulo digno de dos campeones como lo son Nada y Roger, gusto del futbol, por no decir que muero por el, y muchas veces he dado gracias a Dios por tener la suerte de ver a algunos futbolistas, pero estos dos uno los ve y dice que dicha poder presencia esta rivalidad.... gran articulo de nuevo

laservapadrona dijo...

Magnífico el artículo. No se puede decir más. Lástima de una garrafal falta de ortografía, pero a cualquiera se le puede escapar.

Un aficionado

Anónimo dijo...

Simplemente fantástico.

Anónimo dijo...

La verdad es que estos grandes artículos escasean en la actualidad y por eso se agradece tanto el esfuerzo que has depositado durante horas en estas bellas frases, mi más sincera enhorabuena

un chaval de trece años

GO ROGER dijo...

genial comentario como roger pero.....nadal nunca ocupara el lugar de federer te lo repito NUNCA.saludos a todos los federianos y antinadalistas en especial a federer101 roger16 de libro yujiide......pasa bolas.........jajajajajajajajaj..........................................................................................................................................................................................................................................................................

Anónimo dijo...

correcto lo que puso un compaÑero que ha escrito Roger es ya una leyenda, rafael no es comparado con el por que el es mejor, y de seguro sos espaÑol. saludos alos que apoyan siempre a federer.